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sábado, 25 de julio de 2015

LEER en verano




        Quizás cabría preguntarse si se lee más en verano que en invierno, sobre todo ahora que se tiende a contabilizar todo y a hacer estudios y encuestas sobre cualquier cosa.
La respuesta quizás diera con algunas claves sobre el hecho de leer, porque casi siempre, cuando se pregunta a alguien si lee, responde que solo cuando tiene tiempo.
Los lectores "roban" el tiempo a la lectura, tal y como apunta Pennac en su reflexión "Como una novela". Es algo que me parece también haberle oído a Manguel y que cualquiera que lee habitualmente ejerce como derecho propio.
Leemos en el autobús, en el metro, de día, de noche, en la peluquería, en la sala de espera del médico...

   Leer nos adentra en otros mundos y nos explica el nuestro. Creo que en realidad se lo explica a nuestro subconsciente, porque no racionalizamos siempre y en el momento lo que leemos. Sin embargo, ahí queda, y responde a preguntas que se plantean en situaciones que vivimos. 

   Bloom dice que "leemos para saber que no estamos solos". Es otra realidad. La lectura nos acompaña y nos hace partícipes de un mundo imaginario que se convierte para el lector en algo vivo y real. Y va más allá: " La invención literaria es alteridad, y por eso alivia la soledad". 

   Puede constatarse que cada lectura devuelve una imagen de la realidad, como si la viéramos o nos viéramos en un espejo. Y cuando nos miramos en un espejo, podemos mejorar nuestra imagen, es cuando nos arreglamos para presentarnos ante los demás. Con la lectura nos miramos en un espejo que devuelve una imagen de nuestro interior, que también se puede mejorar y modificar, lo cual nos hará sentir mejor.

   Es evidente que la lectura  evade de la realidad e inevitablemente relaja al distraernos de lo cotidiano. A su vez, leer nos descubre otros mundos con tal fuerza, que explica el nuestro y en ocasiones, en muchas, minimiza la propia realidad. En cada libro hay una terapia escondida, silenciosa, imperceptible.

   Leer crea adicción, aunque en este caso no es recomendable hacer terapia para evitarla. Ser adicto a la lectura y desde edades tempranas, ayuda a comprender nuestro propio mundo y el que nos rodea, que no es poco. Leer abre puertas y ventanas por las que entra aire a raudales. Leer, sea en verano o en invierno, en el metro o en la playa, evade y entretiene y mejora en general el estado de ánimo. Hay una lectura para cada situación anímica, como hay una lectura para cada edad o lecturas que se pueden hacer a cualquier edad porque siempre son nuevas. Esta es la grandeza del Arte y desde luego, de la Literatura. 

"Amar la lectura es trocar horas de hastío por horas deliciosas.
Nunca tuve una tristeza que una hora de lectura no haya conseguido disipar"
                                                                                                 (Montesquieu)



¡Felices lecturas estivales!