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sábado, 19 de febrero de 2011

De Gianni Rodari

En el Prefacio de su Gramática de la Fantasía Gianni Rodari explica cómo en el crudo invierno de 1937-1938 surge en él la necesidad de "inventar historias". Daba clase a unos niños judíos refugiados en Italia y dice:
"Trabajaba con los niños desde las siete hasta las diez de la mañana. El resto del día lo pasaba en los bosques, paseando y leyendo a Dostoievski. Fue un periodo bello , mientras duró. Aprendí un poco de alemán y me volqué sobre los libros de esta lengua con la pasión, el desorden y la voluntad que hacen el estudio más provechoso que cien años de escuela.
Un día, en los Fragmentos de Novalis (1772-1801), encontré la frase que dice: "Si tuviésemos una Fantástica, como hay una Lógica, se habría descubierto el arte de inventar". /.../
Pocos meses después, cuando descubrí a los surrealistas franceses, creí haber hallado en su forma de trabajar la "Fantástica" que buscaba Novalis".
En aquelas lecturas y reflexiones parece estar contenido el secreto de aquel maestro, cuyas técnicas recoge en el libro que a tantos nos ha inspirado y guiado para abrir caminos de lectura y escritura.
Gianni Rodari obtuvo el Premio Andersen en 1970.

1 comentario:

  1. Teresa Goicoechea Giménez, UNIR16 de octubre de 2012, 15:05

    Considero el libro un recurso muy bueno para tenerlo en el aula, en casa, en cualquier lugar donde haya niños. Me recomendaron el libro hace años y ya el título es muy sugerente:"Gramática de la fantasía. Introducción al arte de inventar historias",el favorecer y desarrollar la creatividad, la imaginación, el lenguaje, los sueños de los niños... La utilidad del libro la define muy bien Rodari: "Confío en que el librito sea también útil para quien cree en la necesidad de que la imaginación tenga su puesto en la enseñanza; para quien tiene fe en la creatividad infantil;para quien sabe qué virtud liberadora puede tener la palabra. Todos los usos de la palabra para todos. Me parece un lema muy bueno y con agradable sonido democrático. No para que todos sean artistas, sino para que nadie sea esclavo."
    El enseñar a inventar historias, utilizando las numerosas técnicas que nos proporciona Rodari, es también hacer las escuelas más alegres: "en nuestras esciuelas, hablando en general, se ríe demasiado poco. La idea de que la educación de la mente debe ser algo triste es una de las más difíciles de combatir." El niño es feliz inventando historias, hay que ayudarle a ello, proporcionarle recursos, facilitarle la palabra, los medios, dejarle que se exprese, que pregunte, que descubra problemas, que sea capaz de juzgar por sí mismo. Todas estas cualidades, como dice Rodari, se manifiestan en el proceso creativo. Cualquier niño puede ser creativo, no es exclusividad de nadie. Y podemos hacer una escuela creativa, una educación a través de la creatividad. Es decir, podemos hacer a los niños mejores personas: "la creatividad es necesaria para creer que el mundo pueda continuar y volverse más humano."
    Recomiendo este libro a cualquiera que crea en la vocación de ser maestro.

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